martes, 18 de noviembre de 2008


El lobo espera su castigo. Después de haber devorado cientos de ovejas siente el momento de purificarse, de sentir que es uno mas. A escondidas empuña su látigo ante el espejo. Es la única manera de sentirse bién y que nadie conozca su secreto. que nadie vislumbre su corazón negro y carcomido por la rabia que enjendro nada mas salir del vientre ajeno. Implícito en su carne débil de ser humano. uno..., dos..., tres..., cuatro... el látigo araña su espalda siente el dolor, la liberación. Mientras, en el bosque, cientos de cadáveres yacen bajo esta noche fría de invierno.

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